El chicharro Urbas es incapaz de escapar de una sucesión de nuevos mínimos anuales
El desempeño bursátil de Grupo Financiero Urbas repite mes a mes y año tras año el comportamiento de lo que en el argot financiero se conoce como un chicharro. La extrema volatilidad se ha adueñado del valor y provoca una alta especulación que impide a los inversores operar con seguridad por la brusquedad de los cambios, el poco volumen de negociación y la suma de sesiones sin dar cambios.
La compañía presidida por José Antonio Acedo encadena en el corto plazo una consecución de nuevos mínimos anuales que impiden cualquier opción de rebote y continuidad para los títulos. A cada revalorización le sigue una caída mayor, según muestran los gráficos de cotización.
Los días previos a la junta de accionistas del ocho de julio provocó un calentón en los títulos, un clásico en un chicharro, para después registrar una caída superior al 10% en apenas tres sesiones que saldó se con el actual mínimo en 0,0101 euros. Dicho nivel de cotización supone profundizar en la zona de mínimos de septiembre de 2020, cuando la incertidumbre sobre la recuperación del coronavirus estaba en máximos.
Las acciones suman así una caída de más del 20% en el año y del 40% en los últimos 12 meses hasta llevar a la capitalización hasta 42,5 millones de euros. No hay visos de mejora aparente, pues la junta de accionistas parece no haber calmado a los inversores, pese a que el presidente y su consejo de administración lograron la aprobación de todos los puntos del orden del día. El más crítico, la ampliación de capital de 34,3 millones de euros.
Cerca del 80% de los presentes decidieron brindar su apoyo a la estrategia de Acedo para aliviar la dura situación de la deuda y la relación con los acreedores del grupo. De paso, Acedo y los consejeros Pablo Cobo y Alfonso Guerrero también podrán cobrar los importes que desde la constructora se les adeudan al actuar ellos mismos como prestamistas.
Urbas tiene las mayores deudas con Vogager Investing y Goya Debtco a los que debe unos 13 millones de euros a cada uno. Acedo fundió la caja y elevó el pasivo tras una agresiva política de adquisiciones que despertó las alarmas de la CNMV. El supervisor requirió más información a la compañía sobre la compra de una constructora vasca.
Los presentes apoyaron al consejo de administración, pero el mercado no olvida que Urbas entró este año en la lista de morosos del Ministerio de Hacienda, distribuida por la Agencia Tributaria, con una deuda de más de 900.000 euros. Hacienda hace público a las personas físicas y jurídicas que tienen pagos pendientes al fisco superiores a los 600.000 euros. Además, Acedo, que controla el 25% del capital social de la compañía, se mantiene un año más en el mismo listado con una deuda que supera los 7 millones de euros, 7.464.000 euros concretamente.
Los inversores, tal y como demuestra la cotización, dejan de lado los anuncios de Acedo en la prensa salmón en los que asegura que la compañía estaría en disposición de duplicar sus ingresos desde este año y fiarlo a muy a largo plazo con ventas de 1.200 millones de euros en 2026. Con la cotización en niveles críticos, pretende pagar dividendo el año que viene.
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